Las reacciones que el terreno manifiesta ante la modificación de su estado inicial (en esencia se considera el estado de tensiones, el gradiente hidráulico y el estado de humedad), provocada por la construcción de una edificación u obra de tipo civil, son, de un lado, las causantes más habituales de los daños que pueden aparecer en la obra, y, por otra parte, constituyen los procesos a prever cuando se aborda una modificación (por ejemplo, la rehabilitación) de una construcción, que pueda comportar un cambio en la relación del estructura preexistente y el subsuelo.
A título de ejemplo, el proceso de consolidación que un suelo arcilloso sufre bajo la acción de una zapata puede ser causante de la aparición de daños en la construcción (si es superada la admisibilidad de la misma hacia las deformaciones), tanto en los años inmediatamente posteriores a la construcción del edificio, como en etapas más tardías, si una actuación sobre la obra comporta un incremento de las solicitaciones sobre el terreno.
Grietas por asiento en un edificio (fuente: Fundación MUSAAT)
Existen también otros procesos inherentes al carácter del terreno, y que no se relacionan directamente con la obra. Así, por ejemplo, la presencia de agentes químicos potencialmente reactivos con los materiales constituyentes de la construcción (compuestos de Azufre, por ejemplo) pueden ser causantes de la degradación de los mismos hasta el límite de provocar el agotamiento de su capacidad estructural.
En los siguientes puntos pasaremos revista a estos agentes y procesos, siendo los más significativos los que a continuación se enumeran.
Agentes o procesos inducidos directamente por la construcción (reacción a las cargas):
– Falla generalizada del suelo
– Asientos
Agentes o procesos inherentes al terreno:
– Movimientos verticales ascendentes: hinchamiento
– Movimientos verticales descendentes: colapsos
– Empujes
– Alteración química
Agentes o procesos inducidos por procesos constructivos (transitorios o permanentes) en relación con el comportamiento del agua en el terreno:
– Modificaciones del gradiente hidráulico local
– Lavado de finos, tubificación, sifonamiento
– Variaciones en el estado de humedad del suelo