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A pesar de la situación rayana a la hambruna presupuestaria que sufre la administración pública de un tiempo a esta parte en lo que a la licitación de obras se refiere, parece que alguna cosa va saliendo adelante. Y una de las que se ha librado de quedarse en el baúl de los recuerdos es el edificio ICTA – ICP, que se prevé construir en la Universitat Autónoma de Barcelona.
La satisfacción de ver que avanza este proyecto es doble por nuestra parte. Primero, porque tuvimos la fortuna de participar en el mismo como autores del estudio geotécnico; y segundo, porque el edificio albergará la sede del Institut Català de Paleontologia (de ahí lo de ICP) además de la del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals (ICTA). Siendo geólogo un servidor, y además de Sabadell (cuna de la paleontología catalana donde las haya), no es para menos que para alegrarse de que la sede local de los fósiles más augustos (y de sus estudiosos) siga en la comarca.
Por lo que se dice, el proyecto en cuestión destaca por un alto grado de eficiencia energética, y está concebido algo así como un invernadero (aunque no cabe pensar que sus ocupantes vayan a sentirse como jornaleros de Almería, claro). Si os interesan detalles sobre el edificio, los podéis consultar en el blog de H arquitectes + Data AE, y si os interesan detalles de la licitación, podéis verlos en la web de la UAB.
Celebremos que el proyecto no haya corrido la misma suerte que la tan cacareada Línea 9, bujero quilométrico con más utilidad política que otra cosa («yo quiero una estáción», «ah, pues en mi calle otra»), y culpable numbreguan del déficit presupuestario de la Generalitat… otro gallo nos cantara si hubiéramos pensado antes en como financiar tales «obrillas», como también todos los quilómetros de AVE con los que Maleni «cosió España con cables de acero«… pena, penita que nadie se mire las hemerotecas.
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