La deformación del terreno bajo carga de la cimentación comporta dos efectos principales: el descenso generalizado de la estructura, y la distorsión angular por descenso relativo de partes de la misma.
Si un asentamiento se produce de forma solidaria a lo largo de toda una obra, bien sea porque los elementos aislados de soporte (las zapatas) asientan por igual, o sea porque el edificio está cimentado sobre un único elemento de apoyo y de tipo rígido (p.e. una losa de canto suficiente respecto a su dimensión), el valor máximo que habitualmente se considera tolerable para la deformación puede ser bastante importante. Algunas normas aceptaban, hasta hace poco, valores de asiento global del orden de 50 mm (NTE p.e.). Sigue leyendo